LO BUENO
· La política macroeconómica que convierte a México en un
archipiélago de estabilidad en medio de la crisis global.
· El crecimiento económico a un ritmo relativamente bajo
pero sostenido, y mayor este año que el de Brasil.
· Una reforma política que incluye temas como las
candidaturas ciudadanas y otras formas de participación política.
· La política de salud bajo el liderazgo de José Ángel
Córdova.
· La infraestructura cultural, producto de la imaginación
visionaria de Consuelo Sáizar.
· La disminución en la migración a Estados Unidos, y el
regreso de mexicanos que empiezan a encontrar empleo, estabilidad y seguridad
social en algunas zonas al sur de la frontera.
· El descenso de la violencia en ciertos lugares como Ciudad
Juárez y Tijuana.
· El fortalecimiento de la Policía Federal y los esfuerzos
por profesionalizarla.
· La clausura de Luz y Fuerza del Centro, una compañía
ineficiente, rentista y rapaz.
· La interlocución que el Presidente tuvo con grupos de la
sociedad civil, como el encabezado por Javier Sicilia.
LO MALO
· Los más de 63 mil muertos de la “guerra” emprendida contra
el narcotráfico y el crimen organizado, hecho que opaca cualquier logro de
Felipe Calderón. Será recordado como el Presidente del sexenio más violento
desde tiempos revolucionarios.
· El predominio creciente de Joaquín El Chapo Guzmán y cómo
pareció volverse intocable en el sexenio calderonista.
· Los 56 periodistas ejecutados y los 13 desaparecidos.
· La obcecación personal de Calderón con una estrategia de
seguridad contraproducente, que contribuyó a la dispersión de los cárteles y su
incursión en otros ámbitos de actividad criminal.
· La operación de Estado que se llevó a cabo desde Los Pinos
para proteger a Juan Molinar durante la debacle de la Guardería ABC.
· Franjas del país controladas por cárteles, grupos
criminales y brigadas de mercenarios, como detalla Anabel Hernández en su nuevo
libro México en llamas: el legado de Calderón.
· La impunidad con la que actuó Genaro García Luna al frente
de la SSP, en casos escandalosos como el de Florence Cassez.
· La política de telecomunicaciones que no empujó la
competencia, el crecimiento y la competitividad en un sector clave, y que acabó
por beneficiar a Televisa.
· El aumento en la pobreza.
· Una reforma energética presumida como la más importante
desde la nacionalización de Pemex, que hizo poco por cambiar la dinámica en el
sector.
· La ausencia de una nueva ley de medios y que no se lograra
-en todo el sexenio- la licitación de una tercera cadena de televisión abierta.
· La claudicación gubernamental frente a los monopolios, los
cuales prometió combatir.
· La alianza político-electoral con Elba Esther Gordillo,
que llevó a la subordinación gubernamental a los imperativos del sindicato.
· Un sexenio “valiente” del cual el gobierno se vanagloria,
pero que deja al país con una violencia zozobrante.
· Un Partido Acción Nacional sin rumbo, sin liderazgo, sin
proyecto, sin una ruta para regresar al poder que torpemente ejerció.
· El regreso del PRI a Los Pinos, sin haberse modernizado y
sin dar muestras claras de que quiere.
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