No ha sido una primera mitad de gobierno fácil para Enrique
Peña Nieto, quien a
lo largo de sus tres años en el poder ha enfrentado situaciones
críticas para la seguridad nacional, como el caso de los 43 normalistas
de Ayotzinapa o la fuga de El Chapo Guzmán, y otras de interés personal, como el
escándalo de la Casa Blanca o el inverosímil #calcetagate. Entre los
factores positivos destaca la aprobación de las reformas estructurales, la
estabilidad macroeconómica y el descenso de la tasa de desempleo. Entre
los aspectos negativos, los especialistas destacaron el débil crecimiento
económico, así como el aumento de la pobreza y desigualdad.
Presidencia desde 1940.
Traducción.
lunes, 27 de noviembre de 2017
Felipe de Jesús Calderón Hinojosa (2006-2012)
LO BUENO
· La política macroeconómica que convierte a México en un
archipiélago de estabilidad en medio de la crisis global.
· El crecimiento económico a un ritmo relativamente bajo
pero sostenido, y mayor este año que el de Brasil.
· Una reforma política que incluye temas como las
candidaturas ciudadanas y otras formas de participación política.
· La política de salud bajo el liderazgo de José Ángel
Córdova.
· La infraestructura cultural, producto de la imaginación
visionaria de Consuelo Sáizar.
· La disminución en la migración a Estados Unidos, y el
regreso de mexicanos que empiezan a encontrar empleo, estabilidad y seguridad
social en algunas zonas al sur de la frontera.
· El descenso de la violencia en ciertos lugares como Ciudad
Juárez y Tijuana.
· El fortalecimiento de la Policía Federal y los esfuerzos
por profesionalizarla.
· La clausura de Luz y Fuerza del Centro, una compañía
ineficiente, rentista y rapaz.
· La interlocución que el Presidente tuvo con grupos de la
sociedad civil, como el encabezado por Javier Sicilia.
LO MALO
· Los más de 63 mil muertos de la “guerra” emprendida contra
el narcotráfico y el crimen organizado, hecho que opaca cualquier logro de
Felipe Calderón. Será recordado como el Presidente del sexenio más violento
desde tiempos revolucionarios.
· El predominio creciente de Joaquín El Chapo Guzmán y cómo
pareció volverse intocable en el sexenio calderonista.
· Los 56 periodistas ejecutados y los 13 desaparecidos.
· La obcecación personal de Calderón con una estrategia de
seguridad contraproducente, que contribuyó a la dispersión de los cárteles y su
incursión en otros ámbitos de actividad criminal.
· La operación de Estado que se llevó a cabo desde Los Pinos
para proteger a Juan Molinar durante la debacle de la Guardería ABC.
· Franjas del país controladas por cárteles, grupos
criminales y brigadas de mercenarios, como detalla Anabel Hernández en su nuevo
libro México en llamas: el legado de Calderón.
· La impunidad con la que actuó Genaro García Luna al frente
de la SSP, en casos escandalosos como el de Florence Cassez.
· La política de telecomunicaciones que no empujó la
competencia, el crecimiento y la competitividad en un sector clave, y que acabó
por beneficiar a Televisa.
· El aumento en la pobreza.
· Una reforma energética presumida como la más importante
desde la nacionalización de Pemex, que hizo poco por cambiar la dinámica en el
sector.
· La ausencia de una nueva ley de medios y que no se lograra
-en todo el sexenio- la licitación de una tercera cadena de televisión abierta.
· La claudicación gubernamental frente a los monopolios, los
cuales prometió combatir.
· La alianza político-electoral con Elba Esther Gordillo,
que llevó a la subordinación gubernamental a los imperativos del sindicato.
· Un sexenio “valiente” del cual el gobierno se vanagloria,
pero que deja al país con una violencia zozobrante.
· Un Partido Acción Nacional sin rumbo, sin liderazgo, sin
proyecto, sin una ruta para regresar al poder que torpemente ejerció.
· El regreso del PRI a Los Pinos, sin haberse modernizado y
sin dar muestras claras de que quiere.
Vicente Fox Quesada (2000-2006)
El triunfo
en 2000 en unas elecciones impecablemente democráticas de Vicente Fox (Ciudad
de México, 1942), candidato presidencial del derechista Partido Acción Nacional
(PAN), significó para México, más que un mero cambio de Gobierno, el final de
71 años de régimen político monopolizado por el Partido Revolucionario
Institucional (PRI).
En sus seis
años de mandato, la falta de mayoría legislativa dejó en el tintero importantes
reformas estructurales y constitucionales, mientras que otras mudanzas de
calado que sí vieron la luz, como la reforma tributaria, no dieron los frutos
esperados. El desbloqueo parlamentario del nuevo marco jurídico para Chiapas,
la Ley sobre Derechos y Cultura Indígenas, no satisfizo a los insurrectos
zapatistas. Por otro lado, el sobrio crecimiento económico, ligado a la
coyuntura en Estados Unidos y a los precios del petróleo, aunque acompañado,
eso sí, de salud financiera, estabilidad cambiaria y una inflación históricamente
baja, dificultó la corrección de los déficits sociales.
En política
exterior, Fox, pese a su defensa del libre comercio y a sus presumibles
afinidades con George Bush, no consiguió arrancar de Washington un acuerdo
migratorio tras los atentados del 11-S, que agudizaron las preocupaciones del
vecino norteño por la seguridad fronteriza.
El ex
presidente en 2013 se retrató a sí mismo como el mejor presidente en la
historia de México, "incluido Benito Juárez", y en 2014 recriminó a
su sucesor, Calderón, que desplegara al Ejército para combatir el narcotráfico.
Ernesto Zedillo Ponce de León (1994-2000)
Durante
parte de los dos últimos años de la presidencia de Salinas, Zedillo fue
secretario de Educación. En 1993 renuncia a su cargo como Secretario de
Educación para asumir la dirección de la campaña del candidato oficial a la
presidencia Luis Donaldo Colosio, pero tras su asesinato en marzo de 1994,
Zedillo fue designado por el presidente Salinas como candidato sustituto,
ganando las primeras elecciones democráticas del México moderno para el período
1994-2000.
Luego de
tomar el cargo como presidente de la República, Zedillo se enfrentó al legado
se Salinas, una crisis financiera inmediata, la más severa de la década con
repercusiones internacionales. Los inversionistas extranjeros y nacionales
perdieron la confianza en un peso sobrevalorado, provocando en pocas semanas,
la caída de su valor en más de un 40% frente al dólar, causando quiebras de miles
de compañías, desempleo y que muchos deudores se vieran impedidos de pagar sus
deudas, además por si fuera poco; un nuevo movimiento revolucionario, el de los
zapatistas, surgido en el estado de Chiapas el 1 de enero de 1994 y que durante
los meses finales de la presidencia de Salinas de Gortari, comienza a
desequilibrar la paz social.
Para salir a
flote de la situación, el Gobierno Federal aplicó el FOBAPROA para absorber las
deudas ante los bancos, capitalizar el sistema financiero y garantizar el
dinero de los ahorradores. Mientras culminaban las operaciones para que el
FOBAPROA absorbiera la cartera vencida a los bancos, el gobierno federal
recurrió a la creación del PROCAPTE, un instrumento alternativo para sanear el
sistema financiero con el acceso rápido y en mayor volumen de capital
extranjero y recuperar la solvencia de los bancos.
El panorama
cambió durante el resto del sexenio de Zedillo, se dio una sorprendente
recuperación del empleo y una sana administración de la economía mexicana. Por
otro lado, gracias a Zedillo hubo una apertura política mexicana que permitió
en julio de 1997, la victoria electoral de Cuauhtémoc Cárdenas(PRD) como jefe
de gobierno del Distrito Federal, fecha en que también el PRI dejaba de poseer
la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados. Al final de su mandato, se
convirtió en el primer presidente emanado del PRI en reconocer una derrota en
la elección presidencial.
Durante su gobierno tuvieron lugar las masacres de Acteal en Chiapas y de Aguas Blancas en Guerrero. En ambos casos, la impunidad reinó y los culpables, de quienes se sospecha fuertemente que eran funcionarios del gobierno, nunca fueron llevados a prisión.
Carlos Salinas de Gortari (1988-1994)
Político
mexicano, presidente de la República entre 1988 y 1994. Hijo del senador y
secretario de Estado Raúl Salinas Lozano, que fue Ministro de Industria y
Comercio de su país, y de Margarita de Gortari, presidenta y fundadora de la
Asociación de Mujeres Economistas de México, Carlos Salinas de Gortari se
licenció en Economía por la Universidad Autónoma de México en 1969 y completó
su formación en Harvard con un doctorado en Economía Política y Gobierno.
En octubre
de 1987, el PRI presentó su candidatura a la presidencia de la República para
las elecciones de julio de 1988 y, tras una larga campaña electoral en la que
encontró sobre todo la oposición de sindicatos y líderes del movimiento obrero
que recelaban de su programa económico, Carlos Salinas de Gortari logró la
victoria y se proclamó presidente de los Estados Unidos de México para el
sexenio 1988-1994. Durante la ceremonia de investidura, celebrada el 1 de
diciembre, anunció los asuntos principales de su agenda política, entre ellos
la reducción de la deuda externa, el incremento de los niveles económicos del
país y la lucha contra la corrupción y la violencia.
Desde los
primeros meses de su mandato, Salinas impulsó la cooperación comercial con los
países vecinos. Con los del sur, Colombia y Venezuela, suscribió un acuerdo en
1989 para constituir a corto plazo una zona de libre comercio; también con los
gobiernos centroamericanos estudió la viabilidad de establecer un área
comercial libre en la zona y, finalmente, con los vecinos del norte, EE.UU y Canadá,
anunció en 1991 el inicio de conversaciones con idéntico objetivo. El proceso
negociador fraguó en diciembre de 1992 con la firma del Tratado de Libre
Comercio (TLC), que entró en vigor el 1 de enero de 1994 y estableció un
mercado común en los estados de América del Norte.
En política
interior, su gestión estuvo marcada por el amplio programa de privatización de
empresas públicas que reportó a las arcas estatales unos ingresos de 13.000
millones de dólares, la reforma educativa, la devaluación del peso para
contener la inflación y la reducción de la deuda externa. Salinas también
comprometió su mandato al ejercicio de una profunda reforma en su partido y, en
el último año de su presidencia, tuvo que hacer frente a una insurrección
armada en el estado de Chiapas.
El 1 de
enero de 1994, el movimiento indigenista y campesino autodenominado Ejército
Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) se levantó en armas contra el Gobierno
de México en protesta por la política neoliberal del presidente Salinas y, durante
varios días, la revuelta fue duramente reprimida por el Ejército. El clima de
violencia y las críticas, internas y externas, que recibió el Ejecutivo por la
contestación militar a las reivindicaciones campesinas colocaron al Gobierno en
una crítica situación que el presidente trató de resolver con el anuncio del
alto el fuego y la tramitación de una Ley de Amnistía para los involucrados en
la revuelta.
Miguel de la Madrid Hurtado (1982-1988)
Miguel de
la Madrid fue el presidente que introdujo en México el modelo económico
neo-liberal, el mismo que durante su sexenio depauperó a grandes masas de
mexicanos, que revirtió la nacionalización bancaria, que devaluó si parar la
moneda, que inauguró en el país los términos hiper iflamación y
gasolinazo, que concitó un repudio popular generalizado... y que sigue vigente
hasta la fecha. Sin embargo, lo que más se recuerda de su sexenio es el turbio
proceso electoral de 1988, el de la "caída sistema" y que impuso
en la Presidencia de Carlos Salinas de Gortari. Ya retirado de la vida
pública, el ex-presidente Miguel de la Madrid Hurtado, muerto el domingo 1
de abril, reconoció lo que no quiso admitir cuando tuvo su mando del país, de
diciembre de 1982 a noviembre de 1988, " lo que más duele es que esos años
de ajuste económico y de cambio estructural se caracterizan también por un
deterioro en la distribución del ingreso, por un abatimiento de los salarios reales
y por la insuficiente generación de empleos; en suma, por un deterioro de las
condiciones sociales".
Aspectos sociales: Propuso para dar profundidad y sentido moderno a la "representación social" que ostenta el Ministerio Público Federal. Presto bases a los encuentros comunitarios en los que luego haría de la justicia "juicio de justicia", a lo largo de varios años.
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